Sobre mí

Un camino de transformación

Desde que nací el mar me ha acompañado toda la vida. A los dos años me caí al agua desde el barco, bueno, mi padre dice que me tiré y mi madre que me caí, todavía no sabemos lo que pasó, pero no lloré. Fue así como surgió la necesidad de aprender a nadar para seguir navegando con más seguridad. Meses después inicié los cursillos. Unos años más tarde empecé a competir, llegando en poco tiempo a lo más alto de la élite nacional.

De ahí nació la idea de quererme dedicar a preparar a otras personas como licenciado en educación física, pero preparando las pruebas me lesioné, me operaron, y durante la rehabilitación conocí a unas personas maravillosas que cada día entregaban lo mejor de sí para ayudarme a mejorar. De ese trato tan exquisito nació mi verdadero propósito de vida: “ayudar a los demás a recuperar su salud”.

De 1993 a 1996 estudié fisioterapia en Barcelona donde pude iniciar mi camino como terapeuta y disfrutar de ir adquiriendo conocimientos en el ámbito de la salud. Al mismo tiempo estudié quiromasaje, la formación fue tan práctica que me acercó mucho al paciente. Poco después cursé osteopatía en Madrid y allí pude entender a la persona desde un concepto más global e integrador. Todo iba encajando, y estos conocimientos físicos de la persona los completé con conocimientos energéticos estudiando Reiki.

En el año 2000 realicé un sueño, dar la vuelta a Formentera nadando y poderlo dedicar a mis pacientes con Fibrosis Quística. Fue una experiencia tan intensa, fantástica y reveladora que marcó un antes y un después en mi vida. La ilusión se contagió y el sueño continuó como un evento multitudinario que pasé a organizar 10 años más. Mi contribución en esta causa me permitió conectar con el amor que todos llevamos dentro y experimentar la solidaridad, la empatía y la compasión hacia este colectivo y en general hacia todas las personas que colaboraron en este evento sin precedentes.

Después de un par de reveses que me trajo la vida, pude experimentar en primera persona y ser mucho más consciente de un nuevo ámbito: el emocional. Conocer y reconocer mis emociones y ver cómo me afectaban físicamente, se convirtió en un crecimiento personal del cual también se beneficiaban mis pacientes y fue así como me di cuenta que les podía ayudar más y mejor a recuperar ese equilibrio que habían perdido.

Otro punto de inflexión en mi camino fue conocer a mi mujer, un regalo de la vida que se completó al tener dos preciosos mellizos con ella. Estos tres maestros me han llevado a un despertar espiritual donde el trabajo interno me ha transformado como persona.

Esta evolución en mis conocimientos y experiencias en el ámbito físico, energético, emocional y espiritual de la persona es la que integro en mi consulta para ayudar a mejorar a mis pacientes y, de paso, que se convierta en un crecimiento personal que les ayude a transitar por el camino de la vida.

“Ayudar a los demás me apasiona, me siento muy afortunado de poder dedicarme a ello”